Una de las primeras cosas que deben hacer las parejas cuando deciden casarse es fijar la fecha de la boda, que por lo general suelen celebrarse en los meses con temperaturas mas cálidas. Los meses de primavera y verano, con más horas de sol, suelen ser los más solicitados aunque también, dependiendo de la ciudad donde se casen, pueden optar por meses de otoño en los que las temperatura aún es suave. Pero... ¿por qué sólo casarse en esos meses? ¿por qué no en invierno? ¿Conocéis las ventajas?
Una de las grandes ventajas es el presupuesto, al no tratarse meses de temporada alta podemos encontrarnos con precios mas reducidos. Además encontraréis con más disponibilidad de fechas tanto en Iglesias como en los Ayuntamientos.
Otra de las ventajas es la decoración, podemos aprovechar y escoger una decoración distinta que vaya acorde con la época del año: piñas; frutos rojos; flores de temporada; luces navideñas y velas, para suplir la escasez de luz propia de esta temporada; tonos dorados, ocres, nácar, verdes y rojos. Y si encima se tiene la suerte de vivir en una zona donde nieve podemos tener una verdadera boda de cuento de hadas.
Otra de las ventajas es que podemos obsequiar a nuestros invitados con detalles de boda muy originales, que seguro les encantarán, y no tendrían sentido en otra época del año. Por ejemplo, tazas con deliciosos preparados de chocolate caliente, piruletas de chocolate personalizadas con el nombre del invitado, guantes, bufandas, plantas invernales.
Y vosotros... ¿sois novios invernales?
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